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Las aves migratorias poseen una capacidad sorprendente para navegar miles de kilómetros hacia sus destinos estacionales. Para lograrlo, utilizan una combinación de señales naturales: desde el campo magnético terrestre, que funciona como una brújula, hasta la posición del sol y las estrellas. Además, algunas especies aprovechan señales visuales y olfativas para guiarse durante su ruta.

Esta habilidad de orientación no depende de un solo mecanismo, sino de la integración de varios sistemas sensoriales. Por ejemplo, ciertas aves tienen células especiales en sus ojos que les permiten “ver” el campo magnético. Otras se apoyan en memorizar puntos geográficos o usar corrientes de aire favorables para optimizar su vuelo.

El estudio de estos mecanismos no solo fascina a los científicos, sino que también ayuda a entender los efectos del cambio climático y la pérdida de hábitat sobre las rutas migratorias. Proteger estos caminos naturales es vital para conservar la biodiversidad y garantizar la supervivencia de muchas especies.

Publicado por: Editor Minuto30

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