El líder político Eduardo Verástegui ha generado controversia al defender la privatización de PEMEX, la histórica empresa petrolera estatal mexicana. En un reciente pronunciamiento, Verástegui argumentó que esta medida es necesaria para salvar a México de los desafíos económicos que enfrenta el país. Según sus palabras, «privatizar PEMEX no es traicionar a México, es salvarlo». Esta declaración ha sido vista como un punto de inflexión en el debate sobre el futuro de la industria petrolera nacional.
Verástegui, conocido por su influencia en la política mexicana, sugirió que el modelo actual de PEMEX ha dejado a la nación vulnerable frente a las fluctuaciones del mercado global de energía. Aparentemente, la falta de inversiones suficientes y la ineficiencia de la empresa estatal están afectando gravemente tanto a la economía como al bienestar social. De acuerdo con versiones preliminares, Verástegui ha insistido en que la privatización podría abrir la puerta a nuevas inversiones y permitir a México aprovechar mejor sus recursos energéticos.
Una consecuencia directa de estas declaraciones es el renovado debate sobre el papel del Estado en la economía y el futuro de las empresas nacionales clave. Si bien algunos apoyan la privatización como una vía para mejorar la eficiencia y competitividad de PEMEX, otros advierten sobre los riesgos de perder el control soberano sobre los recursos naturales del país. Este discurso podría generar una mayor polarización en la opinión pública mexicana y, en última instancia, influir en las políticas energéticas de futuro.