Nemesio Oseguera Cervantes, conocido ampliamente como El Mencho, ha pasado de operar en estructuras criminales locales a convertirse en la figura central del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), una de las organizaciones más violentas y expansivas del crimen organizado en América Latina. Según versiones preliminares, su incursión inicial en el Cártel del Aguacate y su posterior paso por el Cártel del Milenio le permitieron consolidar una red de contactos, adquirir experiencia logÃstica y ocupar posiciones clave que más tarde lo catapultarÃan al liderazgo absoluto del CJNG.
Este ascenso no ha sido meramente simbólico. Su liderazgo ha transformado al CJNG en una entidad criminal con capacidad transnacional, involucrada en operaciones de narcotráfico, extorsión, secuestros y control territorial. Bajo su presunta dirección, el grupo ha ampliado su influencia a múltiples regiones de México y extendido su red a Estados Unidos, Europa y Asia. Esta expansión ha elevado su perfil a nivel internacional y lo ha posicionado como uno de los principales objetivos de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA).
La consolidación del CJNG bajo una estrategia violenta
Una consecuencia directa del liderazgo de El Mencho ha sido la intensificación de la violencia en regiones clave de México, como Jalisco, Michoacán y Guanajuato. Según informes de seguridad, el CJNG ha empleado tácticas de guerra no convencionales, incluyendo ataques con drones, emboscadas militares y propaganda armada para fortalecer su control. Estas prácticas han generado una sensación de impunidad, debilitando la capacidad de respuesta de las autoridades locales y nacionales.
Además, la sofisticación de su estructura organizativa ha dificultado los esfuerzos por desmantelar al cártel. Las operaciones de inteligencia señalan que El Mencho ha descentralizado parte del mando operativo, estableciendo células autónomas que actúan con alta efectividad y discreción. Esta estrategia, aparentemente, le ha permitido esquivar operativos de captura durante años y mantener un control férreo sin exponerse directamente a la acción de las fuerzas de seguridad.
Un objetivo prioritario para Estados Unidos
La presión internacional sobre El Mencho ha escalado considerablemente en la última década. La DEA lo ha colocado entre los delincuentes más buscados del mundo, ofreciendo una recompensa millonaria por información que conduzca a su captura. Esta designación implica no solo una prioridad operativa, sino también una coordinación más estrecha entre agencias de seguridad de México, Estados Unidos y otros paÃses involucrados en la lucha contra el crimen organizado transnacional.
El impacto del CJNG bajo su mando, según fuentes de inteligencia, ha alcanzado niveles alarmantes en la distribución de drogas sintéticas como el fentanilo, que ha causado crisis de salud pública en múltiples paÃses. Esta dimensión del problema ha reforzado la urgencia de neutralizar su liderazgo y cortar las rutas de abastecimiento que sostienen sus operaciones. La comunidad internacional observa con atención los próximos pasos de la DEA y sus homólogos en la región.
El desafÃo institucional ante un liderazgo en la sombra
El caso de El Mencho pone en evidencia las debilidades estructurales que permiten la supervivencia prolongada de lÃderes criminales. Su habilidad para ocultarse, movilizar recursos y mantener el mando a pesar de los esfuerzos de las autoridades resalta la necesidad de reformas integrales en seguridad, inteligencia y cooperación internacional. La aparente protección que recibe en algunas zonas también expone los niveles de corrupción que interfieren con el cumplimiento de la ley.
Según analistas, uno de los retos más complejos radica en desarticular las redes que facilitan su movilidad, comunicación y financiamiento. Esta tarea exige un enfoque sostenido, basado en evidencia y tecnologÃa, para evitar que figuras como El Mencho se perpetúen como sÃmbolos de poder e impunidad dentro del crimen organizado. Su caso no solo representa un desafÃo criminal, sino también institucional y geopolÃtico.