La Opinión

En diversas tradiciones espirituales y esotéricas, las velas se utilizan no solo como fuentes de luz, sino como vehículos de intención. Su color no es un elemento meramente decorativo, sino una representación simbólica de deseos, emociones o metas. Por ejemplo, el color blanco suele estar asociado con la pureza, protección y claridad espiritual, mientras que el rojo invoca la pasión, la fuerza vital y el amor físico.

Significados comunes por color

Entre los colores más utilizados, el verde está vinculado a la abundancia, el dinero y la sanación, y se enciende comúnmente en rituales de prosperidad. El azul, por otro lado, se asocia con la tranquilidad, la comunicación y la sabiduría interior. El amarillo favorece la creatividad, la alegría y el éxito intelectual, mientras que el morado o violeta simboliza transformación, espiritualidad y transmutación de energía.

Práctica con intención

Más allá de creencias religiosas, muchas personas encienden velas como parte de sus prácticas de meditación o establecimiento de objetivos. Se recomienda hacerlo en un espacio tranquilo, con una intención clara y alineada con el simbolismo del color elegido. La llama se convierte en una herramienta de enfoque y manifestación personal.

Una herramienta accesible y simbólica

Las velas ofrecen una forma sencilla y simbólica de trabajar con emociones, metas o situaciones difíciles. Aunque su efecto no puede probarse científicamente, su valor reside en la intención consciente y el poder de ritualizar un propósito. Para muchas personas, eso es suficiente para generar cambios significativos en su estado emocional o mental.

Publicado por: Editor Minuto30

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