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La llamada «regla de los dos minutos» es una estrategia de productividad que propone que, si una tarea puede hacerse en menos de dos minutos, deberías hacerla de inmediato. Esta técnica, popularizada por el autor David Allen en su método de organización personal Getting Things Done, tiene como objetivo evitar la acumulación de pequeñas tareas que terminan generando estrés y saturación mental.

Aplicarla es sencillo: si recibes un correo que puedes responder rápido, una llamada breve por hacer o un pendiente doméstico pequeño, lo mejor es actuar al instante en lugar de postergarlo. Este principio también puede usarse para iniciar hábitos positivos: si quieres comenzar a leer más o hacer ejercicio, comprométete a hacerlo solo por dos minutos. El truco está en que iniciar es más difícil que continuar, y esos primeros dos minutos rompen la barrera de la inercia.

Aunque parezca insignificante, este enfoque puede transformar tu día a día. Al resolver al momento lo que no requiere mucho tiempo, liberas espacio mental y te concentras mejor en tareas más complejas. En un mundo lleno de distracciones, lo simple a veces es lo más eficaz para recuperar el control del tiempo.

Publicado por: Editor Minuto30

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