Los Primeros

La postura corporal dice mucho más de lo que imaginamos. La forma en la que nos sentamos, caminamos o nos presentamos ante los demás puede reflejar nuestro estado emocional y mental. Por ejemplo, una postura erguida, con los hombros relajados y el pecho abierto, transmite seguridad, apertura y bienestar. En cambio, encorvarse, bajar la mirada o cruzar los brazos con fuerza puede ser señal de inseguridad, tensión o estrés.

Esta conexión entre cuerpo y mente no es casual. Diversos estudios han demostrado que modificar nuestra postura puede tener un impacto directo en cómo nos sentimos. Un ejemplo claro es la llamada “postura de poder”: pararse con los pies firmes, las manos en la cintura y el cuerpo erguido durante un par de minutos puede ayudar a aumentar la sensación de seguridad, reducir el nivel de cortisol (la hormona del estrés) y mejorar el estado de ánimo.

Observar cómo nos movemos y cómo habitamos nuestro cuerpo es clave no solo para nuestra salud física, sino también para nuestro equilibrio emocional. Incorporar ejercicios que fomenten la conciencia corporal —como el yoga, el pilates o incluso técnicas de respiración consciente— puede marcar una gran diferencia en nuestro día a día.

Cuidar tu postura es una forma sutil pero poderosa de cuidar también tu bienestar emocional.

Publicado por: Editor Minuto30

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