
La fachada del Parque Alameda Central enfrenta un ciclo constante de reparaciones, realizándose al menos dos reconstrucciones al año como resultado de actos vandálicos reiterados, según reportes preliminares. Este fenómeno afecta la conservación de uno de los espacios públicos más representativos de la capital, obligando a destinar recursos públicos a restauraciones que podrían invertirse en mejoras estructurales o nuevos proyectos urbanos.
Como consecuencia directa, la imagen y funcionalidad del parque se ven comprometidas, reduciendo su atractivo como punto de encuentro ciudadano y su valor como patrimonio histórico. El deterioro del mobiliario y las instalaciones impacta tanto a visitantes como a comercios vecinos, quienes también reportan sufrir hasta ocho incidentes de vandalismo por año.
Este panorama pone en evidencia la necesidad urgente de fortalecer la vigilancia y fomentar una cultura de respeto hacia los espacios comunes. Las autoridades podrían considerar estrategias que incluyan mayor presencia de personal de seguridad, tecnología de monitoreo y programas de educación cívica orientados a reducir estas conductas que afectan el entorno urbano y la experiencia de quienes habitan y visitan la ciudad.