
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) ha proyectado un desempeño limitado para la economía mexicana, ubicándola entre las de menor crecimiento en la región. Según el organismo, el Producto Interno Bruto de México crecería a un ritmo inferior al de otros países latinoamericanos, lo que refleja una recuperación económica más lenta y un posible debilitamiento de su competitividad en el contexto internacional.
Entre los factores que explican este escenario, destacan la persistente incertidumbre en el entorno comercial global, particularmente por las políticas arancelarias de Estados Unidos y la desaceleración económica de ese país, principal socio comercial de México. A esto se suman condiciones internas como las altas tasas de interés y una menor inversión privada, elementos que han limitado la expansión productiva y la atracción de capital.
Una consecuencia directa de este bajo crecimiento sería la contención en la creación de empleo formal y un freno en la mejora de indicadores sociales clave, como la reducción de la pobreza. Este contexto podría traducirse en una menor capacidad de consumo de los hogares, así como en una presión adicional para que el gobierno adopte políticas contracíclicas que estimulen la inversión, fomenten la productividad y sostengan el bienestar económico de la población.