Dormir bien no solo es vital para tu energía y concentración, sino que también tiene un impacto directo en la salud de tu piel. Durante el sueño, tu cuerpo produce colágeno, la proteína responsable de mantener la piel firme y elástica, y se reparan los daños causados por el sol, el estrés y la contaminación.
Si no dormís lo suficiente, tu piel puede volverse opaca, seca y aparecerán líneas de expresión más rápido. Además, la falta de sueño aumenta la inflamación, lo que puede agravar problemas como el acné, las rojeces o las ojeras.
Un buen descanso también ayuda a regular la producción de hormonas que afectan la piel, como el cortisol, que en exceso puede causar brotes o irritación. Por eso, cuidar tus horas de sueño es una forma de cuidado integral, que se refleja no solo en cómo te sentís, sino también en tu apariencia.