
Si eres de los que siempre terminan llenos de picaduras mientras otros parecen salir ilesos, no es casualidad. Los mosquitos eligen a sus víctimas en función de factores biológicos específicos.
Uno de los principales es el dióxido de carbono que exhalamos al respirar. Las personas que emiten más CO₂, como aquellas con mayor masa corporal o las mujeres embarazadas, suelen atraer más mosquitos. También influyen los compuestos químicos en la piel, como el ácido láctico y el amoníaco, que varían según la genética y la dieta.
Además, el tipo de sangre puede ser un factor. Estudios han demostrado que los mosquitos parecen preferir a las personas con sangre tipo O. Así que si eres su blanco favorito, puede que no haya mucho que puedas hacer más allá de usar repelente y evitar las zonas infestadas.