
La alimentación consciente es una práctica que invita a prestar atención plena a lo que comes, cómo lo haces y qué sensaciones te genera, para fomentar una relación más saludable con la comida. Esto implica comer despacio, saborear cada bocado y reconocer señales de hambre y saciedad.
Este enfoque ayuda a evitar el consumo impulsivo o emocional y promueve una mejor digestión y disfrute de los alimentos. Además, puede contribuir a una alimentación más equilibrada, ya que al estar presente durante las comidas es más fácil elegir opciones nutritivas y evitar excesos.
Adoptar la alimentación consciente no solo beneficia el cuerpo, sino también la mente, promoviendo hábitos que favorecen la salud integral y reducen el estrés asociado a la comida y al peso corporal.